Los Otros Grosos

Los otros GrososMaxi Moralez y Diego Buonanotte, 1,60 y 1,61 de altura, le dieron ritmo al clásico. El Enano de Racing fue la figura total, y el de River le cambió la cara a su equipo.
Entró el Enano y River pego el estirónLa idea de Simeone era dejarlo en el banco para que no acumulara cansancio en un torneo que ya no tiene futuro para River. Pero la anemia de fútbol que mostraba el equipo obligó al técnico a llamar al más bajito para lograr que su equipo crezca. Y así fue, porque a partir de que Diego Buonanotte entró a la cancha (a los 8 del ST), hubo otro River. El equipo que tuvo a alguien que supiera guiarlo. Alguien que demostró que no puede faltar.Apenas el línea levantó el cartel para anunciar el cambio por Archubi, los hinchas de Racing comenzaron a sufrir. Sabían que el símil de Maxi Moralez rubio era el señalado para complicar al equipo de Llop. Y en ocho minutos la sospecha se hizo realidad: Mercado le cometió una falta, Salcedo pateó el tiro libre, Martínez Gullotta dio rebote y ahí apareció el Enano de River (en offside, sí) para empujar la pelota. "Los que entramos, intentamos ayudar un poco, pero el equipo en general se brindó para ganar el partido", se minimizó aún más de lo que es, sin querer colgarse los méritos que se ganó. "Fue lindo volver al gol", agregó Buonanotte, quien no festejaba con la camiseta de River desde aquel gol a Olimpo que permitió la vuelta olímpica del Clausura, hace 112 días.Ojo, el gol no fue el único aporte del Enano. Hubo mucho más en jugadas decisivas. Un remate suyo provocó el córner donde se gestó el empate de Quiroga. Y sobre la hora, le metió un pase bárbaro a Salcedo: le mandó la pelota al vacío con un toque suave, pero el paraguayo definió sin fuerza y se perdió la victoria.Más allá del esa chance desperdiciada y del resultado, Buonanotte se fue conforme "porque dejamos la vida". Ahora cambiará la camiseta 30 para ponerse otra vez la 10 e ir por la clasificación en la Sudamericana. "Nos hubiese gustado ganar para llegar más confiados al jueves. Igual, demostramos que el grupo tiene orgullo y vamos a dar mucho más", prometió este petiso groso.
Maxi Moralez: "No pude dormir, pero quise jugar"No durmió bien, pero la pesadilla no la sufrió él, sino sus adversarios...En la noche del sábado, autorizado por Llop, Maximiliano Moralez abandonó el Hindú Club (lugar de la concentración), se sentó al volante de su coche y manejó de urgencia hasta su Fray Luis Beltrán, su pueblo natal en Santa Fe, por problemas familiares. "Fui y volví a Buenos Aires a las 5 de la mañana. No dormí nada, pero quería estar al lado de mis compañeros y jugar este partido", contó el Enano. El de Racing, claro. Pero pese a su desvelo en la madrugada de ayer, en el Monumental mantuvo los ojos bien abiertos para "dormir" a los rivales. No se alejó nunca de una lucidez que el permitió extender su gran momento y ser la figura del partido por segunda vez consecutiva (venía de serlo en el 2-1 frente a Estudiantes).Fusilado. "¡Sacame, no doy más!". Su pedido, a los 37 del segundo tiempo, llegó rápidamente a oídos del técnico y éste lo reemplazó por Caballero. Tras una noche movidita, a esa altura Maxi estaba extenuado, aunque rebasado de satisfacción por una tarde en la que le salió casi todo lo que ejecutó, incluida su participación en dos de los tres goles: mandó el centro del tanto de cabeza de Leandro González y se la bajó en el área a Caballero, autor del tercero.Movedizo por todo el frente de ataque, vivo para fabricarse los espacios, rápido en los giros hacia los dos perfiles, escurridizo para escapar a la marca, explosivo en la gambeta, solidario en la recuperación... Y además, contó con un socio: Adrián Lucero, con quien formó un tándem aceitadísimo por la izquierda. Toques, devoluciones, pases profundos para el pique del Enano. Si hasta el Cholo Simeone lo elogió a Moralez: "Jugó un partido extraordinario". Al petiso sólo lo dejó mal el resultado. "Quedamos amargados porque merecimos ganar un partido que en otra época tal vez lo perdíamos", se lamentó. ¿Sueño? Sí, bastante, pero el pequeño groso jugó despierto. Bien despierto.